Liberalización

Retos y oportunidades para todos

En España, tras el análisis de experiencias de otros países europeos, decidimos apostar por un modelo de liberalización del transporte de viajeros por ferrocarril diferente, el llamado caso español, que por primera vez en Europa ha conseguido la competencia de tres operadores en un mismo corredor de alta velocidad.

Frente a una competencia en el mercado, en la que varias empresas ferroviarias operan en régimen de libre competencia en una misma relación; y una competencia por el mercado, propia de un régimen concesional, decidimos adoptar un modelo mixto.

​​​​​​​Con ello, pusimos en valor las solicitudes de empresas ferroviarias interesadas en dar servicio en las principales líneas de alta velocidad de nuestro país; ofrecimos de forma transparente una oferta coherente de capacidad para atender la potencialidad del mercado y establecimos criterios objetivos de adjudicación, basados en un mayor porcentaje de utilización de la capacidad.

Los datos que confirman su éxito

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La liberalización del transporte de viajeros por ferrocarril es un éxito y Europa mira con expectación la rapidez e intensidad que está teniendo la apertura del mercado ferroviario en nuestro país.

Y así lo constatan las cifras de evolución de los tráficos y el trasvase de la cuota modal, asociado a la entrada de nuevos operadores y la puesta en servicio de nuevas líneas de alta velocidad:

  • La alta velocidad española batió su récord histórico de viajeros en el segundo trimestre de este año, alcanzando los 8,3 millones de viajeros en los corredores donde hay dos o más compañías compitiendo, según datos de la CNMC.
  • El tráfico (trenes por km) creció más del 30% en 2022 y más del 40% durante 2023, consolidando tráficos superiores a los registrados en prepandemia. La recuperación, además, es más rápida y superior en aquellos corredores en los que se produce antes, de manera efectiva, la apertura del mercado.
  • Un informe de la CNMC pone de manifiesto un descenso del precio de los billetes del 22% y 23% en los corredores Madrid y Barcelona y Madrid-Valencia, respectivamente, en el primer trimestre de 2023 respecto al mismo período del año anterior.
  • La entrada de nuevos operadores en el sistema ferroviario español ha impulsado también la cuota modal del tren frente al avión y desplaza progresivamente el uso del vehículo por carretera; un hecho clave desde el punto de vista medioambiental y de seguridad. En 2022, cuatro de cada cinco viajeros eligieron recorrer el trayecto Madrid-Barcelona (y viceversa) en tren.

Aprovechando inversiones y capacidad de la red

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Uno de los objetivos prioritarios de la liberalización está relacionado con el aprovechamiento de la capacidad de red ferroviaria que desplegamos, operamos y mantenemos; en alta velocidad, la más amplia de Europa, con más de 4.000 km.

Treinta años después de la puesta en servicio de la LAV Madrid-Sevilla, la red de alta velocidad ha seguido su expansión con inversiones que superan los 57.000 millones de euros. Desde entonces, la red de alta velocidad en nuestro país se ha multiplicado por más de ocho.

Transformación ferroviaria y urbanística

Otra de las oportunidades para los ciudadanos y el desarrollo socio económico del país, se encuentra en las estaciones de viajeros.

En la actualidad, Adif y Adif AV abordan algunos de los proyectos ferroviarios y urbanísticos más ambiciosos de Europa, con la ampliación y remodelación de los nodos estratégicos en los que se están transformando las estaciones de Chamartín-Clara Campoamor y Puerta de Atocha Almudena Grandes, en Madrid; Barcelona Sants y Valencia-Joaquín Sorolla, entre otras; junto a la construcción de nuevas estaciones, como la Sagrera, a la que ya se le ha denominado la "estación de estaciones".

Más impactos positivos

La liberalización contribuye también a la sostenibilidad ambiental, reduciendo emisiones de GEI y la huella de carbono de los viajes. El ferrocarril es el modelo de transporte más respetuoso con el entorno: apenas representa el 0,4% de las emisiones totales del sector.

A esto se suman otros impactos positivos, desde la vertebración del territorio (con un número creciente de ciudadanos con acceso a la alta velocidad); las inversiones de nuevos operadores, que generan empleo; la promoción de nuevas actividades/negocios en torno a un nuevo modelo de movilidad y, entre otras, la ‘exportación’ del know how de empresas españolas (constructoras, ingenierías, tecnólogos …), pioneras en el desarrollo de proyectos de alta velocidad que, en los últimos años, trabajan en nuevos proyectos de alta velocidad en las principales economías del mundo.