Logroño

La nueva estación de Logroño fue inaugurada en diciembre de 2011, dentro de la primera fase de un amplio proyecto urbanístico tendente a mejorar la integración del ferrocarril en la ciudad soterrando gran parte de su trazado. La antigua estación de la ciudad fue derribada para dedicar su suelo a otros usos urbanos. Es un recinto moderno ideado por los arquitectos Iñaki Ábalos y Juan Herreros, ganadores del “Concurso Internacional para la Integración Urbana del Ferrocarril en la Ciudad de Logroño”, convocado por la Sociedad Logroño Integración del Ferrocarril 2002. El proyecto propuso la creación de un gran espacio público, en el que los andenes de la estación quedan integrados bajo una gran cubierta verde transitable y perforada por amplios lucernarios que iluminan la planta inferior y le confieren un carácter singular. El edificio del vestíbulo está en superficie y tienen una planta irregular. En la fachada oeste está situado el acceso principal a un vestíbulo que cuenta con una superficie de algo más de 1.500 metros cuadrados y una altura de 17 metros (en el punto más alto). Las paredes son en su mayor parte de vidrio y aluminio. El acabado se presenta como una superficie facetada, formada por grandes elementos triangulares. Las columnas también están recubiertas del mismo material creando triángulos, aparentemente sin juntas, y que le dan una cierta textura cuando se percibe desde la proximidad. La nave de andenes es una sala cubierta y sostenida por pilares con forma piramidal invertida, con una longitud de 400 metros y una anchura de 42 metros y una altura de casi 7 metros. Destacan en la nave de andenes los lucernarios, que permiten filtrar la luz exterior, al tiempo que sirven de elementos decorativos en la zona de esparcimiento creada sobre la losa que cubre las vías.